Ulises Laertíada

Ulises Laertíada : Capítulo 58 de mi libro La Pluma de la Libertad: "... : Capítulo 58.- “Odiseo y Ulises” Rapsodia XXV Cuando apareció la hija de la mañana, la Aurora de rosáceos dedos, el preclaro Odiseo, hijo de Laertes y rey de Ítaca, escapó de la siesta que lo demoraba en su lecho, pues los astros ya no figuraban en el éter, y allí junto a él yacía su esposa, la fiel Penélope. ―Ahora que he regresado a mi patria, siento que los ánimos los recupero, así como hacen los ríos que desembocan allá donde rige Poseidón que sacude la tierra; de la misma suerte siento que nada me hace falta, mas, habiendo atravesado muchas desventuras; ninguna de ellas fue suficiente para apartarme de tus brazos, querida Penélope―dijo estas aladas palabras Odiseo, fecundo en ardides. ―Diez largos años esperé a Odiseo, hijo de Laertes, esposo mío y padre de mi hijo Telémaco, y otros días años más tuve que esperar, mas la dilatada espera ha traído sus frutos y ahora gozo en mi lecho al hombre que...

 Poema de mi libro Poemario: "El pasado ya no vuelve" Cierro mis ojos y la nostalgia de días pasados inunda mi ser, cierro mis ojos y evoco en mi memoria lo que fui, lo que hice y a quien amé. Lágrimas caen desde la cima, un perfecto estado de melancolía, un día nublado con grisáceas nubes  y lluvia que no cesa. Escucho voces en lontananza, desde mis adentros causan eco, y veo rostros, alegres y tristes, pero son rostros viejos, rostros del pasado. La algarabía y la angustia antes manifestadas;ahora se evaporan con los rayos del sol de un nuevo amanecer. Llevo conmigo el recuerdo del ayer, llevo conmigo todos los momentos vividos en tan amena compañía, y llevo también; la memoria de mis seres queridos. Días se van, días llegan, mas el tiempo no termina, el viaje continúa despidiendo vetustos senderos. Los días antiguos van al cementerio donde yacen las cosas que alguna vez fueron, el pasado se escapa sin ningún reparo; mas deseando quedars...

Poema de mi libro Polvo Enamorado: “¿Qué me dirás?”  En la nocturnidad me pongo a pensar  en qué me dirás cuando sea el momento,  en las noches recuerdo que me debes  una respuesta, ella se convertirá en dicha o desdicha.   Lejos de ti no sé lo que te acontece,   lejos de ti; el mundo nos separa   y nos alejamos sin remedio alguno,  lejos de ti descubro que me hundo.   Añoro las horas discurridas a tu lado,   añoro los pactos resueltos en mensajes  y cumplidos después en concreto,  añoro saber que tengo una cita contigo.   No olvides que aquí te espero,   sentado en el sofá de la sala,   acostado en mi recámara,  de pie en el umbral de la puerta.   Puedes llegar a la hora que gustes,  en la mañana, en la tarde o en la noche,  suplico que no demores tu llegada,  pues hace rato que estoy sin so...